Los elementos que integran telecomunicación son un transmisor, una línea o medio de transmisión y
posiblemente, impuesto por el medio, un canal y finalmente un receptor. El transmisor es
el dispositivo que transforma o codifica los mensajes en un fenómeno físico, la
señal. El medio de transmisión, por su naturaleza física, es posible que
modifique o degrade la señal en su trayecto desde el transmisor al receptor
debido a ruido, interferencias o la propia distorsión
del canal. Por ello el receptor ha de tener un mecanismo de decodificación
capaz de recuperar el mensaje dentro de ciertos límites de degradación de la
señal. En algunos casos, el receptor final es el oído o el ojo humano (o en
algún caso extremo otros órganos sensoriales) y la recuperación del mensaje se
hace por la mente.
La telecomunicación puede ser punto a punto, punto a multipunto o teledifusión, que es una forma particular de punto a
multipunto que funciona solamente desde el transmisor a los receptores, siendo
su versión más popular la radiodifusión.
Posibles imperfecciones en un canal de comunicación son: ruido impulsivo, ruido de Johnson-Nyquist (también
conocido como ruido térmico), tiempo de propagación, función de transferencia de canal no lineal, caídas
súbitas de la señal (microcortes),
limitaciones en el ancho de banda y reflexiones de señal (eco).
Muchos de los modernos sistemas de telecomunicación obtienen ventaja de algunas
de estas imperfecciones para, finalmente, mejorar la calidad de transmisión del
canal.
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